"Astrólogos, brujos, magos .... matemáticos"
El Dr. José Manuel Aroca Hernández-Ros, junto a la Dra. Mª Montserrat León Guerrero.
El pasado día 22 de octubre, el Dr. José Manuel Aroca Hernández Ros dictó una conferencia en el Centro de Estudios de América-Casa Colón de Valladolid con el título: “Astrólogos, brujos, magos .... matemáticos”. Para iniciar su exposición, el Dr. Aroca nos brindó algunos apuntes acerca del estudio de la Astrología, una creencia basada en relación entre la posición de los astros y el comportamiento humano, haciendo hincapié en que la ciencia matemática es el instrumento básico, tanto para la Astrología como para la Astronomía. Desde los caldeos y hasta el siglo XVIII, la sociedad concebía de igual manera al matemático, que al astrónomo o al astrólogo, considerándolo una especie de brujos o hechiceros. ¿Es una ciencia la Astrología? Ptolomeo reconoció que, si bien pueden dar reglas precisas sobre el movimiento de los astros, no se puede conocer con precisión su acción sobre la tierra debido a la “cualidad material de los objetos influidos, que los hacen débiles y variables. Por tanto, la Astrología estaría anclada en la ciencia aristotélica y en la astronomía ptolomaica.
San Isidoro de Sevilla (560-636) fue el primero que realizo una distinción entre astronomía, astrología y matemáticas. En el libro III de sus Etimologías, precisa que la Astronomía se ocupa de la salidas y puestas del Sol, la Luna y otros astros, y de su movimiento del cielo, considerándola una ciencia pura ideada por los egipcios. En contraposición, la Astrología se consideraría una tarea de matemáticos que se dedica a predecir el futuro, a explicar el dominio de los 12 signos astrales sobre el alma y el cuerpo humanos, y a detallar como esos 12 signos ordenan el comportamiento del hombre en función de su nacimiento. Mil años después, se mantuvo esta postura por parte del Papa Sixto V (1521-1590), Papa desde 1585 a 1590, que en su Bula Caeli, & Terra Creator Deus ordena a los inquisidores y a los ordinarios que procedan contra los Astrológos, que pronostican los futuros contigentes, aplicándoles las penas canónicas. Solo les permitió únicamente pronosticar aquellos efectos naturales, que pertenecían a la Navegación, Agricultura y Medicina.
Ya en el siglo XVIII, Diego Torres de Villarroel ( 1694-1770) o el padre Feijoo (1676-1764), compartieron la crítica a la Astrología como un saber falso y vano que se oculta tras una estudiada pose. Por último, el Dr. Aroca Hernández-Ros aportó el ejemplo de Silverman en 1971, de Carlson en 1985,o de Mcgervey en 1989, cuestionando todos estos autores la poca credibilidad de la Astrología como ciencia al uso. En la actualidad, en el año 2018, un estudio de la National Science Foundation norteamericana, afirmaba que un 33 % de la población estadounidense consideraba la Astrología una especie de ciencia, mientras que un 6 % la consideraba muy científica. En 2019, el New York Times publicaba que el sector de “servicios místicos” tenía un potencial comercial de 2.100 millones de dólares, o que un número significativo de las calificadas en Fortune 500, mantenía en sus nóminas astrólogos financieros profesionales que, junto con economistas y analistas de mercado, eran los encargados de planear los movimientos bursátiles, fusiones y oportunidades de compra.