“¿Financiaron las joyas de Isabel la Católica el primer viaje de Colón?”
El Dr. Jesús Varela Marcos presentando al Dr. Miguel Ángel Zalama Rodríguez
El profesor Miguel Ángel Zalama Rodríguez dictó una conferencia el pasado jueves 18 de enero en el Centro de Estudios de América-Casa Colón. La intervención estuvo dividida en dos temas: uno, el análisis de la concepción y el valor que se daban a las joyas en aquel tiempo de finales del siglo XV; y dos, el papel que jugaron las joyas de Isabel la Católica en la financiación del primer viaje colombino. En la cuestión de las joyas, se entendían a aquellos objetos como un medio de inversión, las personas adineradas invertían en joyas de oro y piedras preciosas. No importaba el valor artístico ni tampoco el aspecto simbólico que se las da en nuestros días. El collar de Isabel la Católica era el denominado como collar de balajes o collar de las flechas, un collar de una riqueza extraordinaria.
Pesaba tres marcos, una onza y media, con cuatro balajes de rubíes y tasado a la baja en 40.000 ducados. La historia que tiene este collar puede definirse como rocambolesca. Perteneció a Juana Enríquez (1425-1468) que casó con Juan II de Aragón. Para levantar el sitio que se estaba llevando a cabo en la ciudad de Girona, el Rey aragonés empeñó este collar en Valencia por 40.000 ducados. Una vez recuperado, se acordó que sirviera de aval para nupcias entre los futuros Reyes Católicos, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón. Recibido el collar, se vuelve a empeñar para defenderse de los Duques de Villena y de su sitio en Madrigal de las Altas Torres. Una vez tomada la decisión de la toma de Granada y de Baza, se vuelve a empeñar en Valencia y de los ochos balajes iniciales se sabe que Isabel se quedó uno en su joyero mandó aumentar la cantidad de oro. En 1491 se utiliza el collar para financiar esta empresa de Granada, por lo que podemos afirmar que el collar no fue utilizado para la empresa colombina. En la década de los 90, Isabel decide implementar el collar al añadirle un kilo de oro, y se le colocaron 16 flechas y diversas perlas.
Si nos referimos a la corona de la Reina Isabel tuvo una suerte parecida a la del collar. Se originó en Sicilia en el año 1477, depositándose en Valencia a la muerte de la Reina. Fernando el Católico consiguió recuperarlo poco después, y podemos decir que esta corona tampoco fue utilizada para la financiación del primer viaje de Colón, ya que estaba depositada por esas fechas en Valencia. Entrando en la segunda parte de la conferencia referente a si era cierto que la joyas de Isabel financiaron la empresa colombina, hay que destacar a la persona de Luis de Santángel (1435-1498) Escribano de la Reina en Valencia. Según nos cuenta Hernando Colón, al acabar la toma de Granada, la Corona pensó en las joyas para financiar el viaje de Colón, pero Santángel se ofreció a adelantar un cuento de maravedís a la Reina.
A partir del siglo XVII fue cuando se desarrolló el mito al amparo de la leyenda negra, con cantidades desorbitadas. Es más, Santángel nunca gozó de la confianza de los monarcas debido a que una cédula real de 1495 sancionaba que Fray Hernando de Talavera, Obispo de Granada, había pagado ya esa cantidad a Santángel, pero este alegó que no la había cobrado, y lo reclamó por partida doble.