Códigos secretos. De la Artesanía a la Arimética

El Dr. José Manuel Aroca Hernández-Ros, junto al Dr. Jesús Varela Marcos, en el transcurso de su intervención.

El Dr. José Manuel Aroca Hernández-Ros hizo una disertación acerca de: “Códigos Secretos. De la Artesanía a la Aritmética” el pasado 14 de junio en el Centro de Estudios de América-Casa Colón. En 1843, Edgar Allan Poe fue el encargado en popularizar los sistemas cifrados en su obra El Escarabajo de oro, al igual que Anatole François Thibault con su libro La Rebelión de los Ángeles, que fue publicado tan solo un año después, en 1844. En la Antigüedad, encontramos algunos sistemas cifrados, tales como el Código de la Biblia, en el cual, las primeras letras del abecedario equivalen a las últimas. Un ejemplo es que la letra “a” equivale a la “z”, la “b” corresponde a la x, y así sucesivamente. Julio Cesar utilizo una variación del Código de la Biblia, al desplazar tres letras en el alfabeto. La “a” equivaldría a la “d”, y la “b” correspondería a la letra “e”.

Desde el siglo XIII, Venecia y Florencia también usaron jeroglíficos, extendiéndose esta criptografía por toda la Península Itálica. Leon Battista Alberti (1404-1472) fue quien introdujo variaciones en estos sistemas criptográficos, al introducir por primera vez el sistema polialfabético, en su obra De Cifris en el año 1466. El sistema cifrado se compondría de dos círculos, en el externo se hallarían los números, y en el interno las letras. Aunque consideramos que el primer criptógrafo fue el monje alemán Johannes Trithemius (1462-1516). Su libro Steganographia fue traducido al inglés por John Dee en 1560, y la novedad que recoge es que introduce un nuevo sistema polialfabetico formado por dos tablas vertical y horizontal del alfabeto.

Este formato llegó a España con los Reyes Católicos, utilizándolo el Gran Capitán, Gonzalo Fernández de Córdoba (1453-1515) con 190 términos de palabras-símbolos. Esta criptografía fue descodificada por el historiador germano Gustav Adolf Bergenroth, precisamente es el formato que supuestamente desveló el CNI este 2018. Otro de los sistemas cifrados que encontramos son los jeroglíficos, en los cuales, una letra equivale a un símbolo. La cuestión se empieza a complicar en el momento en el que varios símbolos corresponden a una letra. Disponemos de tres tipos de jeroglíficos: los códigos multialfabeticos, sustituyendo los símbolos por sílabas, y sustituyendo los símbolos por grupos de sílabas.

Si nos referimos al primer documento criptográfico conocido procedente de América, fue por parte de Hernán Cortés. La Cifra General de Felipe II fue realizada por Luís Valle de la Cerda en 1556, compuesto por un abecedario, un silabario y nomenclátor, cambiándose cada cuatro años por seguridad. Pero un año después de su creación, un Secretario papal la descifro, y en 1589 se volvió a descifrar por parte del matemático del Rey Enrique IV de Los sistemas criptográficos basados en cifras, son los que se utilizan números que equivalen a letras. Polibio (200 a.C.-118 a.C.) ya utilizo coordenadas, con un sistema en la que la “a” equivalía letra a las coordenadas 1-1, la “b” equivalía a 2-1. Mencionamos de igual forma los sistemas binarios, usados por Francis Bacon en sus avances del conocimiento de la enseñanza, y por Von Leibniz para su sistema de clasificación de bibliotecas. Por último, hallamos secretos en la escritura a través de los Acrósticos, caso de Fernando de Rojas en el prólogo de La Celestina, las letras alternadas y la tarjeta perforada.