El pasado 18 de mayo de 2017, la Dra. Mª Montserrat León Guerrero hizo una disertación acerca de la llegada de las primeras mujeres a América, durante el periodo colombino y los primeros años del siglo XVI. Para el estudio de este tema, se han utilizado varias fuentes indirectas, tales como cartas que escribían aquellas mujeres a sus familiares o maridos, y del catálogo de pasajeros de Indias. Las mujeres españolas que viajaban a las recién descubiertas Indias, trasladaban todo el comportamiento y las tradiciones de la sociedad castellana de la época.

Las mujeres nos facilitaron datos como su nombre, edad, profesión, lugar de destino y su limpieza de sangre. Sabemos que en el gobierno de Ovando (1502-1509) viajaron matrimonios de gente principal, para que lleven el buen ejemplo a las tierras recién descubiertas. Por ello, se intentó “importar” mujeres casadas que se reunieran con sus maridos, y mujeres aún solteras. Los hombres que quedaron en Indias formaron su segunda familia debido a la presencia indígena, y las mujeres españolas que acudieron al encuentro de sus maridos no tuvieron otro remedio que aceptar con amor a esos hijos mestizos. Si nos referimos a la situación jurídica de la mujer en América durante el siglo XVI, siempre debían viajar a las Indias bajo tutela de un hombre. En ocasiones, se recogían en un convento a raíz de su viudedad, por devoción o por no tener una protección masculina. En 1509, Ovando dictó que ningún hombre casado podía permanecer en la Española sin la compañía de su mujer. En 1539 Carlos V prohibió el paso a las Indias a aquellos hombres casados que no fueran acompañados con sus mujeres, situación que se prorrogó hasta 1544, cuando el Emperador ordenó que los hombres casados que se embarcarán a América debían volver con sus mujeres en un plazo máximo de dos años. De todos modos, en el año 1549 se volvió a prohibir el paso a los hombres casados no acompañados por sus mujeres.

Debemos destacar el papel de la mujer como transmisora de la cultura y las costumbres castellanas en América. Se hacían cargo de su casa, la educación de los hijos, del lenguaje, el horario y las costumbres culinarias hacia los indígenas y mestizos. También, hubo una amplia ocupación laboral de estas mujeres, que abarcaban desde mujeres comerciantes, religiosas, señoras y encomenderas, impresoras, sanadoras hasta criadas y marginadas, como es el caso de las bígamas y las prostitutas. Como mujeres modelo de la época podemos citar a María de Toledo, Isabel Barreto, Beatriz de la Cueva, Mencía Calderón e Isabel de Guevara.